Vivimos rodeados de radiaciones. Las del sol, las del microondas, las de la televisión o las que produce el teléfono móvil. Todas ellas, en grandes cantidades, pueden perjudicar el organismo, causar alteraciones. La clave para evitar esos efectos nocivos es la mesura, evitar largas exposiciones a esas radiaciones. Esta es la idea sobre la que versó la conferencia de Federico Velázquez de Castro que puso el punto final a todo un ciclo sobre Salud Ambiental.
«La salud ambiental no mata de un día para otro y la gente se confía», apunta Velázquez, antes de desgranar los tres tipos de radiaciones: Nucleares, ultravioletas y electromagnéticas.
Las electromagnéticas, por el actual desarrollo de la tecnología, son de las que están más presentes en la vida diaria. Pantallas de ordenador, televisiones, móviles, enchufes... El entorno habitual de la mayoría de puestos de trabajo incluye uno o varios de estos dispositivos, que van liberando iones positivos, cuyos efectos se han estudiado ya en animales, aunque todavía no se han demostrado todos en el caso de los humanos. Sin embargo, según explica Velázquez de Castro, sí está comprobado que la excesiva exposición a estas radiaciones causa cansancio, fatiga y dificultad para dormir.
«Para evitar esto, es deseable tener atmósferas más ventiladas, alejar las fuentes de radiaciones electromagnéticas, o sustituir los monitores de tubos por las pantallas planas».
Móviles y cobertura
En este apartado de las radiaciones electromagnéticas, el teléfono móvil es uno de los aparatos más controvertidos. Aunque todavía se están estudiando muchos de sus efectos, sí está comprobado que en el caso de grandes usuarios, con larguísimas exposiciones, pueden producir el llamado neuroma acústico. «Se trata de un cáncer del nervio auditivo y se ha dado en casos de profesionales con mucho uso del teléfono móvil».
Para combatir estos efectos, el científico propone que no se hable por el móvil cuando tenga poca cobertura, «porque el aparato emite más radiaciones para 'pillar' la señal de sus antenas». Además, es aconsejable que no se transporte pegado a órganos vitales, como el corazón. «También es poco recomendable llevarlo en el bolsillo del pantalón, como ocurre con los hombres, que lo llevan pegado a los genitales».
En el caso de los rayos ultravioleta Velázquez de Castro señaló que aunque el sol es beneficioso para determinadas funciones del organismo, «hay que tener en cuenta que es peligroso, incluso usando protección solar, no hay que exponerse durante demasiado tiempo».
Nucleares
Las radiaciones nucleares han vuelto a la actualidad por el reciente accidente de la central de Ascó. «No sólo la radiación es peligrosa, también el ciclo completo para conseguir la energía». Velázquez de Castro considera que se trata de un proceso muy costoso que en España sólo resulta rentable porque hay dos empresas públicas que se encargan de obtener el uranio y de gestionar los residuos.
En el caso de este tipo de energía, considera que hay que «reivindicar el cierre de estas centrales, porque no es una alternativa al cambio climático y es cara y compleja». Además, por supuesto, de las alteraciones que producen las radiaciones en el cuerpo humano.
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